Seguramente porque mi planeta regente es Marte y nací bajo el signo de Escorpio (según mi carta natal soy “triple escorpio”, para ser más clara) tuve que enfrentar grandes desafíos en mi vida y me embarqué en cuanta causa “difícil” o “imposible” encontré a mi paso, aquellas que dan vuelta las creencias, los prejuicios y los conceptos imperantes.
Así, cuando fui adolescente desarrollé una actitud hacia las relaciones con los varones de mi edad “de igualdad”, en la que tuve cuanto novio quise y si me gustaba, claro, ya que en mí no prosperó nunca la idea de llegar “virgen” al matrimonio y me parecía que, si los varones andaban de novios (y algo más) con las chicas que a ellos les gustaban y luego terminaban con esa y continuaban con otra, no estaba para nada mal que también las mujeres lo hiciéramos.
Por lo que, hace cuarenta y tantos años atrás, adoptar esta actitud “de igualdad de género”, fue el detonante para que mucha gente pensara, creyera y además, comentara entre sus allegados y en el pequeño pueblo donde vivía entonces, que era una “puta” o “prostituta”.
Cuando me enteré de esto, lo único que pensé y reflexioné que no era ni puta ni prostituta (guardando el respeto a estas Personas) porque no cobraba, sino que me relacionaba con quién y por qué quería y lo hacía desde mi visión de igualdad y equidad entre mujeres y varones.
Estaba, sin duda alguna, adelantada varios, muchos años, ya que hoy las Adolescentes asumen esta misma actitud y a ningún Padre, Madre ni Familiar se les ocurriría llamarlas de esa manera.
También en esos tiempos, obtuve el mejor promedio en la asignatura de ejercicio físico y por eso llevé la bandera de gimnasia. Y hasta ese momento, los abanderados en gimnasia del colegio al que iba habían sido siempre varones.
Lo máximo que había logrado una mujer, era ser escolta de la bandera de gimnasia. Pero, como tenía el mejor promedio durante los cinco años en la materia, me correspondía llevar la bandera. Eso me sirvió para darme cuenta que, tal cual lo intuía y visionaba: las mujeres y los varones tenemos el mismo potencial, y en todas las áreas.
Viajando un poco más hacia adelante, concretamente, al año 2001, como lo saben quiénes me conocen, pasé por un tratamiento de quimioterapia radiante debido a una leucemia promielocítica aguda y cuando superé la etapa de la internación y comencé a sentirme un poco mejor, unos seis meses después de la fecha del diagnóstico, y luego de haber preguntado a los médicos que me trataron de dónde provenía esta enfermedad, qué la producía y oída su respuesta: “el uso de productos fosforados”, me dediqué a investigar sobre estos productos químicos y a reunir información y personas que hubieran pasado por alguna situación similar.
Me encontré con un grupo, concentrado en la organización denominada “Red Socioambiental de Entre Ríos”. Y formé junto con otras Personas, el Grupo Ecosol e invitamos a integrantes del Foro Ecologista de Paraná que formaba parte de la Red a exponer en la localidad de Villa Clara acerca de lo que estaba ocurriendo sobre los campos y poblados de la Provincia de Entre Ríos.
Que también ocurría en otras provincias aledañas: fumigaciones con venenos químicos que provocaban (y provocan) malformaciones en fetos, abortos espontáneos, leucemias y cánceres de todo tipo de las que fueron víctimas y fallecieron mi hermano Angel Leonardo Vallori de 40 años, y mi Papá, Otilio (Cacho) Vallori de 77 años, un hombre sano que tenía para vivir unos cuantos años más, si lo hubiera hecho en un ambiente limpio y libre de contaminaciones.
Mi sobrino que hoy tiene 25 años nació con artrogriposis múltiple, una “enfermedad rara” ya que hay relativamente pocos casos en todo el mundo, y se la relaciona con el uso de venenos en la agricultura.
Recorrí muchos lugares, además de formar el Grupo Ecosol, con el que nos dedicamos a sensibilizar y difundir lo que estaba pasando en emisoras radiales de la zona.
Se convocó a la Secretaría de la Producción de Paraná y se hizo una reunión informativa en el salón multiuso de la localidad de Villa Clara, invitando expresamente al Intendente de ese entonces (que también falleció por esa enfermedad llamada “cáncer”), a los Concejales de los partidos políticos, a ingenieros agrónomos y a todos los ciudadanos y ciudadanas para que escucharan y tomaran conocimiento acerca de lo que estaba sucediendo (y que al día de hoy continúa).
Presenté notas en las Defensorías del Pueblo de la Nación y en la de Paraná, donde nunca obtuve respuestas. Escribí a los medios de difusión de Entre Ríos y a los/as funcionarios/as y políticos/as, tampoco tuve resultado alguno.
Me reuní con una falsa “comisión investigadora” que se formó en el Ministerio de Salud de la Nación. Y digo “falsa” porque no hicieron nunca nada. Estuvieron ahí y cobraron su sueldo, algunos supongo que concurrieron ad honorem (quienes representaban a las organizaciones sociales). No sé qué fue de esta comisión que funcionó en el Ministerio de Salud de la Nación en los años 2008/2009.
También fui a hablar con la Directora de Municipios Saludables, quien me dijo que se ocuparía del tema pero que estimaba que ella no podía hacer nada ¿?… Tampoco tuve respuesta de esta área ministerial.
Expuse en el Primer Foro de Desarrollo Sostenible “Hacía Río +20” que se desarrolló en la ciudad de Rosario, denunciando el tema y también en el Segundo Foro de Desarrollo Sostenible de Rosario.
Lo denuncié escribiéndolo en mis libros “Adam y el Abuelo – Mensaje para el Mundo” y “Venenos y Transgénicos. La verdad oculta”. Pero no fue hasta los años 2017/18 que la sociedad argentina sacó la cabeza de la madriguera y comenzó a “ver” el problema gigante de las fumigaciones y sus consecuencias cuando enfermaron y fallecieron varias maestras y se enfermaron algunos niños y niñas que concurrían a las escuelas del campo.
No obstante, llegó la pandemia y pareció que el tema de las fumigaciones se terminó. Un tiempo, aunque siguieron y siguen fumigando, intoxicando, enfermando y matando.
Ya en Buenos Aires, donde me trasladé porque si no hoy no estaría escribiendo esto, entré a trabajar en el Consejo Nacional de las Mujeres (año 2004). Luego de haber ido a España y a Cuba a dar conferencias sobre autoayuda, derechos y discapacidad y después de presentar tres solicitudes de audiencia y mis libros, en diferentes ministerios del gobierno nacional, respondieron del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para que concurriera a una entrevista.
Durante el transcurso de dicha entrevista me comunicaron que entraría a trabajar como contratada en el Consejo para investigar, sensibilizar y concientizar acerca de la temática de género y discapacidad.
En esos años se empezaba a hablar del “cambio de paradigma en discapacidad”, del paso del “modelo médico” al “modelo social”. De la necesidad o la importancia de utilizar otras palabras para referirnos a las personas con discapacidad, y no continuar nombrándolas con el adjetivo “discapacitados”, englobando a varones, mujeres y personas trans, en esta calificación y la sugerencia que la palabra “personas” se expresara primero.
No es que yo venía a “descubrir” esto, por así decirlo… No, no, claro, pero al ir a dar las conferencias en dos Congresos internacionales donde se trabajaba con los derechos y la discapacidad, casi todos las y los Expositores lo decían en sus ponencias.
Y sí que lo tomé con fuerza porque me pareció que tenía sentido, y comencé entonces a explicar para que quedara más claro, que las palabras generan pensamientos que se traducen en sentimientos y en comportamientos; que hablar, escribir y decir: “discapacitados”, “lisiados”, “minusválidos” y adjetivos similares no estaba para nada bien, porque continuábamos estigmatizando y excluyendo a las personas con discapacidad.
La resistencia fue inmensa, especialmente de las organizaciones que trabajaban PARA las Personas con discapacidad y NO CON las Personas con discapacidad.
Principalmente, la resistencia la sentí con más fuerza en el ámbito de la educación incorrectamente llamada “especial”. Porque NO es una educación “especial” (¡ojalá lo fuera!) sino que es la educación para Niñas y Niños con necesidades educativas especiales y/o diferentes. Y punto.
Además, y como si todo esto fuera poco, en el Consejo Nacional de las Mujeres, con el Equipo Interministerial e Interdisciplinario de género y discapacidad que se formó, le incorporamos la perspectiva de género.
Expresé al comenzar que me tuve que enfrentar con varios desafíos cuando expuse mis ideas, ya sea por escrito, actuando o hablando y este fue otro más.
Luego, al integrar el Equipo de Género y Discapacidad, y más adelante, salir con un Equipo de Capacitación del Ministerio de Educación de la Nación a difundir esta temática instruyendo a maestros y directivos de las escuelas con la educación sexual integral en la que se desarrollaba lo concerniente a género y a discapacidad, dentro de la diversidad sexual…
Y sí, en ese entonces, la “diversidad” englobaba todo, aunque verdaderamente así no es… Hay varias diversidades y está bueno que, debido a la complejidad que cada una entraña, se trabaje y concientice sobre ellas por separado.
Mientras integraba y coordinaba el equipo de género y discapacidad salimos a concientizar a las áreas de gobierno de las provincias argentinas mediante talleres y con un cuadernillo que redactamos entre todas las integrantes.
En 2006 aparece la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con discapacidad que Argentina suscribió en 2007 y ratificó en 2008 para más adelante, convertirla en la Ley Nacional Nº 26378.
De esta manera quedaba legalizado el “modelo social” de la discapacidad, en los papeles y en las leyes, no así en la sociedad, que se encontraba (y se encuentra) bastante lejos, aún, de internalizar y dar cumplimiento a esta normativa.
Pero, lo bueno que surgió en esos momentos fue un importante apoyo de las organizaciones de y para Personas con discapacidad que mutan el discurso, (sin que en la práctica sea un hecho consumado en algunas de ellas) y ya no cuestionan tanto a quienes veníamos trabajando por el cambio de paradigma, porque la Convención lo normativiza y, en consecuencia, tiene respaldo legal, por lo que se hace “más fácil” trabajar con este cambio ya que hay leyes y acuerdos internacionales que lo apoyan, y ya no somos sólo “un grupo” de personas abocadas al tema, sino que todo un País debe y tiene que tomar conocimiento de él, porque las Convenciones están equiparadas a las Constituciones nacionales y, en algunos casos se encuentran Ut supra que significa “por encima de” estas Cartas magnas.
Aunque la temática de género y discapacidad, continúa teniendo resistencia pese a que hay un artículo especialmente referido a ella dentro de la Convención, el Artículo 6 – Mujeres con discapacidad. Podría explayarme sobre el porqué de esta resistencia, pero no es el objetivo de esta conferencia.
Sí puedo agregar que desde hace dos o tres años está siendo un poco más visibilizada por las organizaciones de la sociedad civil, no así por las gubernamentales ni por las empresariales.
La temática de género, sola, es bastante bien entendida desde hace unos años, aunque no totalmente aplicada y, aunque Argentina haya tenido una Presidente mujer y luego, una Vice – presidente que es mujer con discapacidad, no se vislumbró un gran cambio por ello.
Porque estimo que todo esto se debería trabajar “desde abajo”, o sea, con las mismas Personas que soportan la exclusión y que son las Mujeres (en algunos casos) y las Mujeres con discapacidad (en muchos más casos). Y difundirlo diariamente en los medios de comunicación.
También por los años 2009/2010 estuvimos concientizando y trabajando por la inclusión laboral de las Personas con discapacidad y de las mujeres mediante el Tele- Trabajo y, junto con Sonia Boiarov, pionera en estos temas en Argentina y con Paula Maciel, precursora en cuestiones de discapacidad y teletrabajo, organizamos algunos cuantos eventos y encuentros en diferentes ámbitos gubernamentales y de la sociedad civil.
Además, Paula y su esposo Martín Balbínder–quien hoy ya no está en este planeta – Sonia Boiarov como Coordinadora y varias Personas de América Latina hicieron su aporte mediante un Libro que se tituló “TeleCapacitados”.
Hablábamos y difundíamos el Tele- Trabajo cuando todos nos miraban incrédulos, creyendo que era algo bastante utópico.
Y el tiempo demostró que no lo es, acá estamos ahora, la mayoría de las Personas realizando sus tareas mediante el Tele – Trabajo. Contábamos los pros y los contras, los beneficios para el ambiente, aunque también les contaba sobre los escasos beneficios para quienes no se reúnen y en ocasiones, se aíslan creyendo interactuar con las personas porque se encuentran híper – conectados.
¿Por qué les estoy narrando todo esto?… y ¿qué espero obtener de ello? pueden preguntarse algunas Personas… Sólo ser escuchada, tenida en cuenta ya que Einstein expresó en su momento que, si volviera a nacer, se dedicaría a trabajar como cualquier persona, concretamente dijo que sería “fontanero”… Porque por más que hoy lo citemos profusamente, y lo nombremos como el “gran sabio y científico” que realmente ha sido, en su época sufrió el demérito y el aislamiento…
Y eso les suele ocurrir a las Personas que están más adelantadas a su época que las demás, sea por la razón que sea… cuando convives y compartes con seres humanos que no se encuentran en la misma etapa evolutiva o que tal vez no han tenido las experiencias suficientes, y/o que no han investigado bastante, tienes que soportar el aislamiento y la exclusión, el que piensen – y hasta digan – que has enloquecido o que estás a punto, al menos durante un tiempo, hasta que luego, todo el mundo o al menos gran parte, cae en la cuenta de lo que querías significar, revelar, comunicar. Y “despiertan”…
Es lo que me continúa pasando en este 2021 que les prevengo, de diferentes maneras y en distintas plataformas de redes sociales lo que está sucediendo y analizo lo que vendrá, cuidándome de no utilizar las palabras prohibidas para que no me censuren…
Porque hasta ese extremo hemos llegado en todos los países, la censura está a la orden del día. Y no pasa únicamente en Argentina. Tampoco es un problema Ni de izquierdas Ni de derechas Ni de religiones… Hay censura real, hay censura pura y dura!
Nadie cree… o casi nadie… pero, más no puedo hacer, más no podemos hacer quienes trabajamos e investigamos sobre estos temas… sobran referencias (que se las he mencionado ut supra) acerca de que estoy unos cuantos años más adelantada respecto a la mayoría, eso no significa ni quiere decir que sea “más inteligente”, ni “más hábil”, ni “mejor” que otros/as ni nada por el estilo, sólo que debido a una alta percepción, y al sentido de la intuición un poco más desarrollado, me puedo dar cuenta de cosas que, para otras personas están aún “veladas” por expresarlo de alguna manera…
Además, porque la información me llega de otra forma, leo entre líneas y escucho a quienes han desarrollado investigaciones y son expertos en sus respectivas áreas de trabajo científico, humanista y espiritual.
Este es un mensaje para el mundo, a poco de terminar el libro que llevará ese título. Hay mucho por decir, mucho por saber, por eso lo que voy a solicitarles es que “abran sus oídos”, investiguen, escuchen lo nuevo varias veces, se nutran con los medios alternativos, mediten y analicen cada noticia que les llega a fin de corroborarla con el propio sexto sentido, con la intuición que todos los seres humanos tenemos.
Es el único que no les va a fallar, no crean nada, cuestionen todo y analicen lo que pasa y piensen en cómo pueden colaborar para que a nadie le hagan creer algo y luego que ese algo se les pueda volver en su propia contra, como sucede con algunos productos que vienen en ampollas inyectables. A buen entendedor, pocas palabras bastan…
Porque Creamos lo que Creemos, nosotros no vivimos experiencias que no hemos creado primero, de alguna forma, y a veces sin quererlo siquiera. Aún no controlamos el subconsciente, sólo unas pocas personas lo hacen.
Por miedo, por desconocimiento, por lo que sea, creamos situaciones y escenarios donde vamos a reproducir experiencias desagradables. Les sugiero dejar de ver aquellas imágenes que no queremos atraer a nuestra vida. Ni escuchar, ni leer, ni comentar esas noticias de las que no deseamos ser parte. Sí a todo lo positivo, No a todo lo negativo!
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Gracias, Gracias, Gracias 😉
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