En esta tercera entrega, les comparto algunas preguntas para que las respondan serenamente, pensando en de qué forma han ido dejando pendientes o “de lado” algunas cuestiones, temas, acciones que les interesaban especialmente, por eso para empezar a conocernos…

Responderemos:

1: ¿Qué cosas precisaba dar y recibir mi cuerpo?

2: ¿Qué actividades eran las que más me fascinaban cuando era una niña o un niño?

3: ¿Qué quería ser?

4: ¿Qué deseaba tener?

5: ¿Logré realizar algunos de mis deseos o aspiraciones?

6: Mi familia o quiénes asumieron ese rol ¿me acompañaron siempre?

7: ¿O fueron educadores/as críticos/as y exigentes que no me ayudaron a sacar lo mejor de mí?

Responder estas preguntas equivale a notar que fue lo que les dejó “ancladas/os” o “estancados/as” en el lugar que están hoy, no es para que se pongan a evaluar el nivel de frustración que tienen, sólo es para saber qué expectativas tenían y analizar si las pueden y quieren cumplir.

Tampoco vamos a buscar “culpables”, porque es muy fácil pensar: “Ah sí, si mi papá, mi mamá y/o mis familiares actuaron de esta forma, yo soy así por ese motivo” o por lo que sea que ocurrió en nuestra infancia o adolescencia.

Y encontramos la excusa perfecta para que dejemos todo ahí y no pensemos ni hagamos nada para modificar nuestra conducta.

Porque la práctica de buscar culpables es nada más que una excusa y no nos lleva a solución alguna, además, nos quita el poder que verdaderamente tenemos de cambiar nuestras vidas.

Es tiempo que pensemos que nuestros padres, madres y/o las personas que nos educaron, hicieron todo lo que pudieron con el conocimiento y el entendimiento que tenían en ese momento, siempre tratando de formarnos de la mejor manera posible.

Por lo tanto, no renunciemos a nuestro propio poder intentando descubrir “de quién es la culpa que yo soy así o “porque actúo así”.

Además, recordemos que “nunca es tarde”.

Si nos damos cuenta que tenemos asignaturas pendientes podemos comenzar a cumplirlas, porque “no tenerlas” no es lo importante, lo verdaderamente importante es “cumplirlas”.

Y acá sí que van a presentarse las excusas más inverosímiles o pretextos a los que vamos a denominar: “los no puedo”.

Creerán o dirán o argumentarán que: “no pueden” por una variedad increíble de motivos que hasta los podrán enumerar…

Como creo y sé que: “no puede quién no quiere”, les adelanto que durante la lectura y el estudio de este curso aprenderán a dejar de lado la “mentalidad negativa” y todos “los no puedo”, para pensar continuamente: “Yo soy Poderosa/o, Yo Sí Puedo. Yo lo hago, yo lo logro, yo lo consigo” y así es y así será.

Al pensar continuamente de esta manera atraeremos a nuestras vidas una fuerza muy poderosa que existe en el Universo denominada “Sinergia”, que significa “reunión”, “unión”, “concordancia”, dicho en dos palabras es “unir fuerzas”, es hacer más con menos, es cuando trascendemos las leyes matemáticas, cuando 1 + 1 es = a 4, no a 2, es lo que se llama “Buena Suerte”…

Es el deseo del Universo de que realicemos aquello que nos hemos propuesto, justamente porque nos lo hemos propuesto, y porque Él sabe que reunimos las condiciones y tenemos la capacidad necesaria para hacerlo, porque pensamos continuamente: “Yo puedo, yo lo hago, yo lo consigo” y así es y así será.

Mi cuerpo es el lugar que mis recuerdos han elegido para habitar, así como también mis emociones y mis estados mentales.

Es la vestimenta que me coloco para salir al Mundo, para expresar y desarrollar desde allí la tarea, “la misión” o el propósito que he traído al nacer. En él y a través de él encuentro la felicidad, la tristeza y la alegría al transitar por la vida.

Es a él a quien debo cuidar, amar, proteger, aceptar tal como es, porque es el medio con el cual me expreso y con el que lograré realizar aquello que vine a efectuar en este lugar llamado “Planeta Tierra”.

Si tenemos algunos kilos de más, es necesario saber que desde ahí nos está dado aprender… y también enseñar.

Si nos movilizamos con una silla de ruedas, es porque aprenderemos y enseñaremos desde allí. Si somos delgados/as, negras/os, bajos/as, blancas/os, altos/as, en una palabra: diferentes, es porque esa y no otra es la forma en la que hemos venido a enseñar y aprender y lo primero que haremos para ejercitar el querernos y valorarnos, es aceptarnos.

Con Amor! Silvia Mirta Valori

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