Las actividades deportivas se han visto confrontadas o separadas desde siempre de las actividades intelectuales. Sin embargo y dado que, en esta época más que en ninguna otra, hay chicos y chicas “hiperactivos/as” que no soportan la idea de estar inmóviles en un lugar, leyendo o escuchando cuentos, es necesario pensar de qué manera podemos incentivar a estos/as adolescentes para que, mientras practican deportes o hacen gimnasia, dediquen tiempo a la lectura, no de manera simultánea porque esto no sería posible, sino que luego de la práctica de la gimnasia o deporte, al hacer un espacio para el descanso y la interacción con otros/as se puede considerar las formas en las que se puede tomar contacto con los libros e incentivar la lectura.
Por lo que se deberá evaluar convenientemente el tipo de deporte, la lectura, sus beneficios y la relación entre ambos. Y explicarles para que observen y se den cuenta ellos/as mismos/as porqué se los incentiva para que practiquen ambos.
La lectura brinda conocimientos, apertura mental, variedad de pensamientos, diversidad de emociones y creatividad. Pero es una actividad pasiva, mental y emocional, no requiere de mucho movimiento corporal.
El deporte, por su parte, otorga destreza física y prepara para la acción, nos insta a ponernos en movimiento. Es una actividad que dispone al cuerpo y la mente para llevar adelante cualquier tarea que nos planteemos, y que la logremos por que interviene sobre el esfuerzo, la voluntad y la perseverancia.
Aunar ambos nos suministrará, sin duda las herramientas necesarias para pensar y no quedarse sólo en “el pensamiento” o en “el proyecto” o con la “idea de hacer” sino en llevar adelante la acción o el hecho y concretarlo.
Es necesario por lo tanto, observar que se puede incrementar el hábito de leer entre los y las deportistas. Y el deporte entre quiénes son sólo lectores/as. De qué manera es lo que se tratará de explicar, para que resulte y sea viable realizarla con los y las estudiantes, y además, que estos se sientan motivados/as a ejecutarlo y ser también ellos/as promotores de lectura y deportes.
En los gimnasios de las escuelas y colegios, la lectura puede ser realizada en un lugar que se habilitará para tal propósito, colocando libros en una estantería, siempre con la tapa hacia afuera, de la forma en que se ofrecen las revistas para la venta en los kioscos. A las/os jóvenes, niños y niñas se les hará saber que disponen de este sitio para descansar y leer entre clase y clase. O cuando esté ausente alguna profesora o profesor de otras materias. Del mismo modo pueden ubicarse los libros si se dispone de un bar o comedor, de forma tal que estén al alcance y a la vista de todos y todas.
En los centros polideportivos se instalará una biblioteca con la intención que los niños, niñas y adolescentes recurran a ella para investigar y leer artículos sobre deportes, gimnasia y temas relacionados con el ejercicio y la vida al aire libre. También, se les ofrecerá novelas y libros de todo género para que puedan leer en el lugar o llevarlos a sus casas, los que luego serán devueltos a la biblioteca para ser prestados a otras personas.
En cada gimnasio o centro deportivo se pueden realizar competencias sobre quién lee un artículo en menor tiempo, o un libro o acciones similares. Los/as participantes se inscribirán en un sitio virtual y/o físico, donde constará el artículo o libro que se llevan para leer en sus domicilios y los requisitos para la participación.La forma de constatar que realmente han leído el artículo o libro puede ser con preguntas y respuestas, mediante la técnica de triple choice (triple opción), escribir un resumen, etc.
Se pueden también otorgar premios para incentivar la lectura a quiénes leen más rápidamente un libro o artículo y luego lo comentan con acierto, a quiénes más libros hayan leído, etc.
Otra manera de incentivar la lectura entre jóvenes estudiantes es llevar adelante concursos de dibujos y pinturas inspirados en los temas del libro leído o bien, en alguno de sus capítulos.
Áreas de Convivencia.
Tanto la lectura como el deporte y las artes pueden convertirse en actividades que ayuden a una mejor convivencia social.
La dificultad para relacionarse de manera asertiva que tienen los/as adolescentes en las comunidades vulnerables, es similar a la ignorancia que niños, niñas, jóvenes y adultos de estos sectores tienen frente a los libros y la lectura.
El llegar a instalar hábitos de lectura de manera conjunta con la promoción del deporte y las expresiones artísticas facilitará la integración ciudadana.
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