Estamos poco habituados a sentir agradecimiento por lo que tenemos y desarrollamos como costumbre centrarnos más en lo que NO tenemos y en lo que NO queremos que en valorar lo que SÍ poseemos. Seguidamente les transcribiré algunas cuantas cosas que es bueno bendecir con amor y agradecer día a día. También les compartiré un artículo que, aunque no fue inicialmente escrito por mí, hice un aporte actualizando la información para que observen, se den cuenta y saquen sus propias conclusiones.
– Si puedes adquirir un periódico o lees esta entrada en Internet, ya eres una persona bendecida debido a que el 43% de la población del mundo no tiene acceso a la Red.
– ¿Tienes agua potable? Cerca de dos mil cien millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable. 750 millones de Personas tienen serios problemas para acceder al agua. Cerca de 1.000 niños mueren todos los días a causa de enfermedades diarreicas asociadas con agua potable contaminada, saneamiento deficiente o malas prácticas de higiene. La próxima vez que tomes agua potable y fresca recuerda los millones de mujeres que pasan cuatro horas diarias caminando para obtener agua limpia para sus familias.
– ¿Tienes tres comidas por día? La Organización Mundial de la Salud estima que un tercio de la población está “sobrealimentada”, otro tercio está “subalimentada” y otro tercio está hambrienta. 8.500 niños/as mueren desnutridos cada día. En los últimos tres años, el número de personas que sufren hambre se ha incrementado lentamente, con más de 820 millones de personas, una de cada nueve en el mundo, que siguen padeciendo hambre en la actualidad.
– ¿Tienes electricidad? Según datos de la International Energy Agency (IEA), 1,060 millones de personas (equivalente al 14% de la población mundial) no tienen acceso a la electricidad y cerca de 2,800 millones (38% de la población mundial) no tienen acceso a servicios modernos de energía para cocinar sus alimentos
– ¿Disfrutas del horno en tu cocina? Es bueno que sepas que tres mil millones de Personas, el 40% de los habitantes del planeta, siguen cocinando con combustibles contaminantes (carbón o madera). Tan solo el 17,5% de toda la energía que se consume en el mundo es de origen renovable..
– ¿Tienes acceso a un lavarropas? La compañía encuestadora Hans Rosling reportó recientemente que cinco mil millones de personas en el mundo todavía lavan su ropa a mano.
– ¿Tienes un techo sobre tu cabeza? Millones de personas viven sin techo o en casas inadecuadas, un asalto a la dignidad y la vida. Alrededor de 1600 millones habitan en casas inadecuadas y 900 millones en asentamientos informales o campamentos tanto en países pobres como ricos.
– ¿Tienes un automóvil? Mundialmente, sólo una de cada ocho personas tiene acceso a un vehículo. Muchas de esas siete restantes se mueven caminando, en bicicleta, en carretas movidas por animales o tomando colectivos atestados de gente.
– ¿Has tenido la posibilidad de viajar en avión? Sólo del 5% al 7% de la población mundial se subió alguna vez a uno.
10 – ¿Tu casa tiene baño? El programa de Desarrollo de las Naciones Unidas reportó que dos mil trescientos millones de personas no tienen acceso a ninguno de los beneficios que ofrece un baño.
11 – ¿Puedes leer? Cerca de 750 millones de personas comenzaron el siglo XXI sin la capacidad de leer un libro o escribir sus nombres. Si pudiste terminar el secundario, formas parte de una minoría privilegiada: sólo el 6,7% de las personas del Planeta Tierra han terminado sus estudios secundarios.
12 – ¿Tienes acceso a un tratamiento médico? En algunos países subdesarrollados hay que esperar cerca de ocho horas para que te atienda un médico/a.
13 – ¿Tienes libertad política? De las más de 7 mil 600 millones de personas que habitan el planeta, solo el 39% es completamente libre, mientras que el 37% no es libre, de acuerdo con el Índice de Libertad en el mundo 2019 de Freedom House, el cual afirma que, tras 13 años consecutivos de disminución de la libertad global, la democracia está en retirada.
14 – ¿Eres libre para profesar tu culto? Alrededor del 75% de la población del Mundo vive en áreas con severas restricciones religiosas. En más de sesenta países del Mundo los cristianos enfrentan persecuciones tan sólo por creer en Jesucristo.
El Autor es Lee Grady, editor de la Revista Charisma. (He actualizado los datos al día 25 de Noviembre de 2020)
Puedes seguir y contactar a Lee en Twitter @leegrady
Ahora paso a la segunda parte del Artículo suministrándoles diferentes ideas que pueden poner en práctica para centrarse en lo positivo, en lo que sí tienen. Lo primero y principal es bendecir y agradecer.
Para ello pueden decir todos o la mayoría de los días:
Bendigo con amor a mis Seres queridos (y los nombras, uno por uno). Bendigo con amor a mis plantas, animales, mi/s casa/s, mi coche/s, moto. Bendigo con amor los regalos que hago. Bendigo con amor los regalos que recibo. Bendigo con amor el agua potable, fría, caliente, los alimentos (puedes identificar cuáles te resultan más benéficos o te gustan más y bendecirlos de la manera siguiente: Bendigo con amor las verduras agroecológicas, bendigo con amor las frutas agroecológicas, bendigo con amor las semillas comestibles, etc), mi ropa, mis muebles, electrodomésticos, aparatos de música, computadora, las cañerías, la luz eléctrica, el teléfono, el celular, la Internet, el correo electrónico, el trabajo que realizo, el dinero que gano/tengo, a los amigos/as, compañeros/as de trabajo. Bendigo con amor mi capacidad para andar, tocar, ver, oler, mirar, saborear, conocer, sentir y disfrutar de este planeta maravilloso.
Y agradezco por todo y a todos/as. Agradezco una y mil veces, repitiendo la palabra AGRADEZCO o GRACIAS. Jamás olvido de agradecer mentalmente o en voz alta.
Bendigo con amor a las facturas, si tengo deudas es porque hay gente que confía en que le pagaré, confía en mí capacidad para hacer frente a ese gasto, por lo que bendigo con amor a esas personas y bendigo y beso las facturas, trato al dinero como un amigo y no como un papel que me coloco en el bolsillo o que guardo en la billetera.
Considero siempre que cuando algo se va –lo vendo o lo que sea- es para dar lugar a algo nuevo y mejor.
Hago lugar para lo nuevo, vacío la heladera de restos de comidas. Tiro los frascos viejos de perfumes, cremas, shampoo, desodorantes.
Regalo esas prendas que no uso ni usaré más, todos esos objetos pertenecen a una época y a un determinado momento de mi vida.
- Vendo lo que puedo vender.
- Dono lo que tengo para donar.
- Canjeo lo que tengo para canjear.
- Quemo lo que nunca más me servirá.
- Y mientras lo hago pienso: “Estoy haciendo lugar para todo lo que viene, nuevo y mucho mejor”.
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