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Quién soy, qué no debo, qué no puedo y otras creencias limitantes

Síntesis

TRASCENDER Mis Límites ha sido ideado e inspirado para que trabajen con sus propios miedos, restricciones, timideces y controles individuales, de manera tal que puedan trascenderlos para llegar a ser las personas que desean ser; así como también estar, ocupar y permanecer en aquellos sitios y con aquellas personas que desean estar, alcanzar y permanecer. Se entrega por capítulos de manera que puedan ir leyéndolos, analizándolos e integrándolos al día a día.

TRASCENDER MIS LÍMITES

Prólogo

La Sociedad en la que nacemos y crecemos es quién nos va inculcando mediante sus valores, normas y estatutos, comportamientos y creencias acerca de qué es lo indicado y qué es lo correcto, qué “debemos hacer” y que “no podemos” porque somos “mujeres”, “varones”, “chicos/as”, “pobres”, “ricos/as”, “petisos/as”, “gordos/as”, “feos/as”, “flacos/as”, “altos/as”, “gays”, “lesbianas”, “discapacitados”, “minusválidas”, etc.

Así, nos criamos con supuestos, pautas y paradigmas, tales como: “los hombres no lloran”, “las mujeres no trepan a los árboles” ni “hacen eso”, “las chicas “buenas” no usan “ropas provocativas ni shorts ni polleras cortas”, “las personas gay son rencorosas, aborrecibles, envidiosas, etc.”, “las personas trans-género son malas, pervertidas, drogadictas”, “las personas discapacitadas son resentidas, iracundas, odiosas” etc., etc. y etc.

La generalización acerca de “cómo son” y “cómo se comportan o deben comportarse”  las personas, nos lleva a formarnos una idea general de la sociedad en que vivimos y en la que luego vamos a estudiar, trabajar e interactuar que no se condice para nada con “la realidad”, con “lo que es” y con lo que nos encontramos. Porque lo que creemos “que es” y lo que creemos “que somos” es lo que alimentamos y alineamos en nuestra mente y es lo que creamos y experimentamos luego.

Desde una temprana edad (aún hoy estos mandatos se encuentran de forma subliminal y no tanto, dentro del sistema educativo de los países hispano hablantes y, tal vez de otros países que no son de habla hispana) nos enseñan y condicionan para que creamos y pensemos que los “hombres son agresivos, fuertes, audaces, valientes, racionales e inteligentes” y que las “mujeres son dóciles, débiles, indecisas, impulsivas, irracionales y miedosas”, siguiendo con la pauta “normalizadora” y de binarismo de género, en la que sólo existen dos géneros “normalizados” y “naturales”: hombres y mujeres.

Han pasado casi cuarenta años desde que terminé la escuela secundaria, y las/os adolescentes, que hoy tienen trece, catorce y quince años, suponen prácticamente las mismas cosas que presuponía yo en ese entonces y hasta han adoptado costumbres de esa época (año 1976/80 ¡y estamos en 2020!).

NO han registrado el cambio en la sociedad, respecto de los sexos/géneros.

Y no lo han registrado porque no se lo han facilitado en, desde y dentro de las Escuelas e Iglesias a las que concurren y de la sociedad en la que se desenvuelven. NI tampoco lo encuentran en los demás lugares que conforman la Sociedad, y que está compuesta por las:

                                          Familias

                                          Escuelas

Sociedad                         Iglesias

                                         Medios de comunicación

                          Amigas/os – Conocidos/as – Clubes

Que forman parte, integran y construyen el imaginario social y colectivo, instituyendo mandatos,  transmitiendo ideas que provocan miedo, subordinación y sometimiento a personas e instituciones que ya han demostrado su ineficacia para establecer pautas dignas y comportamientos beneficiosos.

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